Muchas veces cuando estoy sentada frente a nuevos diseños pienso cuál será la historia de esta joya: quién la usará, cómo la cuidarán, quién la heredará… Me gusta pensar que la historia de esa pieza empieza en ese preciso momento y que va a acompañar a quien la use.
Me trasciende a mí, trasciende a su dueña y continuará su viaje a través de los años, esperando ser elegida para seguir luciendo.
Cuando mi madre se casó, usó las caravanas que heredó de su madre y la sintió junto a ella. Años mas tarde, cuando yo me casé, mi madre me propuso usar las caravanas de mi abuela (a la que no conocí, pero llevo su nombre) para que me acompañe en mi boda y yo… me sentí honrada.
Sin darnos cuenta, empezaba una tradición familiar que continuaría por los años de los años.
Cada mujer que se casa en nuestra familia, lleva las caravanas de mi abuela y, de ese modo, cada una de nosotras siente que desde donde ella esté, nos acompaña.
Para mí, una joya no es sólo para una vida, sino para las vidas que seguirán. Permanecerá en el tiempo, nos acompañará en momentos memorables, será elogiadas y será querida…
Las realizo con materiales nobles, esperando que sean disfrutadas, apreciadas, y elegidas.
Hoy, viviendo en una sociedad de consumo, en la que muchas satisfacciones pasan por momentos efímeros, reivindico estas sensaciones de permanencia, en la que que una joya querida, nos ancla al momento en que elegimos usarla.
Esa es nuestra filosofía. Una joya única, te elige.
