Por Camila Galfione
Una joya con historia
Al atelier de Sarah Kosta llegan personas con sueños, hombres con la esperanza de que la respuesta sea un sí y mujeres con joyas cargadas de amor y de historia con el fin de reconstruirlas para darles una nueva vida. Estas últimas son algunos de los grandes desafíos para Sarah. “Algunas puedo reconstruirlas y otras no. Hay trabajos tan valiosos que no permito sean desechados. Me considero cuidadora de este tipo de joyas antiguas y me gusta respetarlas explicándoles a mis clientas por qué”, declara la orfebre.
Un día, visitó el atelier de Sarah una de sus hermanas de la vida, quien trajo consigo algunas joyas heredadas de su familia con el fin de diseñar entre todas, una pieza importante. Entre ellas, había un anillo con perlas que le habían regalado a los quince años, otro de su abuela con un brillante antiguo y un tercero de su tía repleto de gemas.
En base a su estilo y rescatando lo más valioso de cada pieza, Sarah diseño finalmente un anillo que a su amiga le tocó el corazón y, a modo de agradecimiento, le escribió estas palabras: “Este anillo une a varias mujeres de mi familia. Mi tía, mi abuela, mi madre, mis hijas y yo. Es algo bello, valioso y sencillo como las mujeres que representa. Pero también está presente el diseño y el amor de mi hermana de la vida, Sarah Kosta. Esto hará que esta joya sea para mí, una pieza especial y con una fuerza única. Como solo las mujeres sabemos que tenemos, aunque a veces no nos parezca”.

Una pieza de diseño
El anillo que podemos apreciar en la imagen a continuación es uno de los nuevos diseños de Sarah. La pieza es de un fascinante y exótico oro rosado, que después de un sinfín de experimentos, la joyera pudo lograr. “Es un tono suave con una pizca de miel” explica. Sin embargo, lo más llamativo son sus piedras, que conviven en armonía a pesar de la diversidad de sus formas, tamaños y tonalidades. “Más allá del factor lúdico de esta pieza, la suavidad de sus matices logra que sea una joya versátil que nos puede perfectamente acompañar todos los días”. Si bien los diseños de Sarah tienen una importante dosis de atemporalidad, podríamos decir que este anillo por su colorido, se alinea a la tendencia actual. “¡Podría convertirlo en caravanas!”, agregó la orfebre inspirada en el momento.

Un anillo de pedida con diamantes negros
No mucho tiempo atrás, llegó al atelier de Sarah un novio un tanto indeciso (como es de esperar) con el fin de conseguir el anillo de pedida perfecto. El primer acercamiento de muchos hombres al mundo de las joyas es con el anillo de compromiso y, generalmente, no saben muy bien por donde empezar. “Él me explicó que la novia tenía un estilo bastante particular y no podía estimar el talle en absoluto”, cuenta la orfebre “entonces, le expliqué la importancia de que ese anillo sea una pieza que su novia adore por el resto de su vida. Y, como me admitió que no eran muy formales, le propuse llevarle un clásico medio sinfín simbólico para que la novia pudiese visitar mi estudio y diseñar el anillo de sus sueños”, continuó. Una semana después, la novia se presentó entusiasmada al atelier de Sarah y efectivamente, tenía un estilo muy particular que Sarah al instante adoró. Juntas, diseñaron un anillo de oro rosa con un diamante blanco grande en el centro y tres diamantes negros a cada lado. La novia se fue fascinada y hasta el día de hoy, sigue siendo el único anillo de pedida con diamantes negros que hizo Sarah.

Algunas joyas son el comienzo de una larga historia y otras el recuerdo de infinitas anécdotas y preciadas personas que quedan por siempre, grabadas en lo más profundo del alma. Para Sarah Kosta formar parte de estas historias es su gran tesoro y en este artículo, quiso compartir con sus lectores, una faceta del mismo.